Primero de mayo del 2014 / Amanda Kemphues / Noticias / No hay comentarios

En el último par de meses los abogados y organizaciones anti violación han tenido que dirigirse a una declaración dañina y absurda: que la cultura de la violación no existe. RAINN rechazo el hecho de que nuestra sociedad ha creado una cultura que valida y justifica la violencia sexual mientras margina y algunas veces criminaliza a las sobrevivientes por contar su historia. Otra así llamada organización en favor de las víctimas, publico una entrada de blog que comparaba el uso del termino cultura de la violación de las “Feministas de PC” con la propaganda de odio que Hitler organizo contra los judíos en su libro Mein Kampf que ayudo a avivar las llamas del odio racial que eventualmente (y rápidamente) comenzaron con la limpieza étnica y con el antisemitismo que todos conocemos. Así es, alguien de hecho comparo a las feministas y a la cultura de la violación con Hitler y el antisemitismo. La cultura de la violación existe, es una realidad que todos hemos experimentado y/o nos ha oprimido de alguna forma. Desafortunadamente dentro del movimiento actual y el activismo anti violación “Cultura de la violación” se ha convertido en sinónimo de ideales estrictamente basados en en sexo y en la clase. La cultura de la violación típicamente es invocada cuando se habla de asalto sexual en campus universitarios y con mujeres sobrevivientes y hombres en posiciones privilegiadas (quienes rara vez son castigados) como los atacantes. Ciertamente esto es prevalente pero hay más de la cultura de la violación y de la violencia sexual que los principales medios, los abogados anti violación y los negadores de la cultura de la violación frecuentemente discuten.

La cultura de la violación es más que simple misoginia; es racismo, heterosexismo, nacionalismo, odio hacia los transexuales y clasismo que oprime a todos los individuos en la sociedad, sobrevivientes, víctimas y a todos los demás. Esta país fue construido con violencia y la mayor parte de esa violencia estuvo dirigida hacia grupos raciales, específicamente a las poblaciones nativas y a los esclavos negros que fueron torturados con violencia sexual como forma para lograr la colonización y el control. Este asalto sexual y violación en especifico sigue ocurriendo hasta el día de hoy las mujeres nativas son 2.5 veces mas propensas a la violencia sexual, y prácticamente con impunidad debido a las leyes actuales y las comunidades de color todavía experimentan violaciones y asaltos sexual de forma desproporcionada. La comunidad de gays y transexuales también tiene altos índices de violación y violencia sexual y subsecuentemente son ya sea más victimizados por nuestra sociedad heterosexista o simplemente ignorados. La cultura de la violación trivializa las experiencias de los sobrevivientes masculinos. La cultura de la violación permite a un artículo de noticias importante llamar a una persona de 11 años sobreviviente de una violación tumultuosa “promiscua”. La cultura de la violación es cuando a un magnate químico quien confesó molestar y asaltar sexualmente a su hija bebé y a su hijo en su niñez no se le castiga con la cárcel por que no le “iría bien” en prisión. La cultura de la violación lamenta la perdida de los futuros “prometedores” de los victimarios sexuales mientras demoniza a los sobrevivientes. La cultura de la violación mira hacia otro lado cuando los prisioneros de ambos sexos son sexualmente asaltados o violados. La cultura de la violación es cuando un(a) sobreviviente transexual tiene miedo de reportar el ataque a la policía por temor a las represalias para con su identidad. La cultura de la violación es cuando hablamos de sobrevivientes y victimarios utilizando pronombres binarios del sexo. La cultura de la violación es cuando usamos la palabra “violación” como un verbo de todos los días o no decimos nada contra los “chistes” acerca de la violación o contra el lenguaje ofensivo.

Perpetuamos la violación cuando no hacemos nada como espectadores. Estamos oprimidos por la cultura de la violación cuando tenemos que defendernos a nosotros mismos como sobrevivientes y abogados. La cultura de la violación existe y nosotros como comunidad tenemos que luchar con ella todos los días de nuestras vidas a cada paso. No es una cacería de brujas contra los hombres orquestada por feministas de PC para perseguir hombres inocentes y ganar fondos por parte del gobierno. Es una fuerza opresora y violenta que creo la necesidad de centros para crisis de violaciones y del movimiento anti violación en primer lugar. Nosotros los activistas anti violación no estamos para meter a la prisión a hombres inocentes o para divulgar mentiras sobre el asalto sexual y la cultura de la violación para ganancias personales o monetarias. Somos personas que piden justicia social y que trabajan para erradicar las injusticias sociales y opresiones que son inherentes a la cultura de la violación y trabajan para conseguir un futuro libre de violencia sexual.